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La polémica se dio el pasado domingo 4 de septiembre, cuando circulo en las redes sociales el video de un señor y una señora aparentemente venezolanos caminando por la Cinta Costera, cargando una bandera de Venezuela.
En el video se puede apreciar como un panameño que los estaba grabando les decía: “así es como vienen a plantar su bandera en mi país”… a lo que la pareja les respondió: exacto (el caballero) y claro que si (la dama). El panameño les dice: “…y nosotros que les vamos a dejar carajo… se creen los dueños de Panamá Ch$%@”.
¿Por qué la polémica?, bueno, en los últimos años se han dado un sin número de situaciones que involucran a venezolanos (algunos no todos), que al parecer tienen la idea de que nuestro país Panamá, es lo que es hoy día, gracias a que ellos han venido aquí, a matar nuestra hambre, y que son ellos los que mueven la economía porque el panameño o monos como ellos se refieren a nosotros, somos flojos y no nos gusta trabajar. Vuelvo y repito, no son todos, pero si algunos. Esto en el nacional causa el efecto: me molesta que me digan la verdad en mi cara y más si es un extranjero que ha llegado aquí en el “estatus de refugiado político” o simplemente huyendo de la situación que atraviesa nuestro hermano país Venezuela. Pero si nos ponemos a ver, en buena medida es cierto y al igual que en todas las poblaciones, existen personas que no les gusta el trabajo, que quieren llegar a ser millonarios sin que les cueste nada, nuestro servicio al cliente es un asco y eso no nos lo tiene que decir ningún extranjero, eso lo sabemos todos, pero a nadie le gusta que le digan sus defectos en su cara y mucho menos si es un extranjero… simple, porque si has salido de tu país es porque está mal, ya que si estuviese bien no estarías aquí. Por otro lado, todos los seres humanos tenemos derecho a levantar nuestra voz en franca señal de protesta contra los gobiernos que nos oprimen o injusticias de las que somos víctimas, por eso apoyo a los Venezolanos en sus luchas, independientemente si están aquí o en cualquier parte del mundo, no me gustaría ver a mi panamá sumido otra vez en una dictadura como la que tuvimos hace escasos 27 años… #NuncaMás.
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Pero el panameño está indignado por esto, pero el panameño no se indigna por lo que ocurre en Barro Blanco, no se indigna por uno de los peores gobiernos que hemos tenido, no se indigna por el alto costo de la canasta básica, por los salarios que no alcanzan para cubrir las necesidad, el panameño no se indigna porque la educación es pésima, porque la violencia cada vez es mayor, porque los hospitales carecen de medicamentos o porque existieron y existen sobrecostos, no se indignan porque este un expresidente huyendo por Miami y que no ha venido a dar cara a la justicia (sea culpable o inocente), no se indigna que solo las leyes sean para los más humildes que no pueden pagar un abogado para que les den país por cárcel, en fin, hermanito panameño, tenemos tanto porque indignarnos y porque pelear, pero preferimos gastar nuestra data en postear nuestras molestias en una red social… ¿de qué nos sirve? ¿A dónde queremos llegar? ¿Por qué si sabemos que las cosas no están bien o no son correctas decidimos quedarnos callados? Cuando despertaremos de este sueño, aquí el problema no son los extranjeros que vienen buscando mejores días, aquí el problema somos nosotros que no queremos luchar por nuestros derechos y si lo hacemos nosotros mismo nos tiramos la puñalada por la espalda. MI OPINION, MIA, PERSONAL, PROPIA DE MI, DE YO, MIA QUE NO ES TUYA ES MIA, es que debemos hacer algo, debemos elevar nuestra voz de protesta de manera pacífica, para decirle a los gobiernos que está bien, ellos son los que gobiernan, pero somos nosotros los que pagamos su salario, esta relación pueblo y gobernantes, es un contrato de 5 años, en los cuales nosotros pagamos a un grupo de personas para que hagan el trabajo de representarnos según lo que establezca la constitución nacional de la República de Panamá, que el pueblo es el empleador y ellos son los empleados, que como empleadores el pueblo merece respeto, que somos y seremos la fuerza que los lleva al poder, pero que también tenemos como todo empleador, el derecho a exigir resultados.